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Exposición Naturaleza Entrelazada.
 Centro Cultural Eladio Alemán Sucre. Valencia

María Esther Barbieri. Entre el pasado y el presente

La cultura es -en una de sus definiciones-, ese conjunto de saberes que se practican, construyen, algo que cada miembro de una sociedad debe crear a diario. Bajo esta premisa, los pueblos indígenas han establecido su sistema de organización social, en donde cada individuo -para ser considerado uno de los suyos-, necesita elaborar los objetos esenciales que le permitan sobrevivir. Artículos que implican materiales y técnicas variadas: madera para las canoas y casas, o fibras para los chinchorros y la cestería, por mencionar algunos.

 

Y en cada uno de estos objetos, en su esencia utilitarios, está presente la huella de su creador, quien le imprime su imaginario y le asigna un distintivo carácter único. En su artículo “Los Ye’kuana: Cesteros milenarios”[1],  Nella Escar afirma que: “a través de una compleja organización de elementos simbólicos y de diseño, incorporados a la fabricación de cada uno de los objetos, éstos asumen una significación metafórica que trasciende con creces su valor funcional”. Y es este contenido metafórico el que María Esther Barbieri (Caracas. 1963), toma e incorpora en sus piezas de cerámica o artes gráficas, mediante un diálogo metafísico entre el presente y el pasado ancestral de las culturas aborígenes.

 

 

A través de las obras que integran la exposición “Naturaleza entrelazada”, evidenciamos la relación existente entre el mundo tangible y el universo simbólico de nuestras culturas originarias y la artista. A través de un minucioso manejo del diseño, la técnica y los materiales, Barbieri remite al espectador a nuevas y reinventadas tejeduras, a juegos ópticos de clara intensión cinética. Monocromía, síntesis gráfica, patrones, suerte de píxel primigenio que relata nuestro entorno a través de símbolos. Movimiento y vibración que nos convida a hurgar en la memoria ancestral. Obras que mezclan en su confección procesos artesanales e industriales de última generación, manteniendo siempre el aura del objeto artístico. Obras cuyos soportes -papeles, láminas acrílicas o cerámica-, sirven como sustratos a la memoria inasible, a una idea que se grafica en representación de una mitología siempre actual y presente. 

 

Los diseños de Barbieri recrean los motivos de la cestería tradicional de la etnia Ye’kuana, en algunos casos de manera fiel, en otros, suprime elementos, añade tramas y acerca los diseños al espectador, desdibuja, superpone. Figuras geométricas se transforman en animales y viceversa. Las formas convencionales de la cestería se ven, de repente, liberadas del rigor formal del uso y se cambian a voluntad del artista. Asimila las diferentes técnicas del diseño indígena y propone nuevas aproximaciones a esta herencia milenaria como espacios de reflexión y deleite.

 

Y es que el alto sentido estético de los elementos decorativos que se encuentran presentes en los tejidos de nuestros indígenas, se conserva en la obra de María Esther Barbieri intacto, indivisible, y lo que ayer se correspondía con las formas de una mitología ancestral, representando diseños de una fauna sagrada de monos, ranas y otros seres; hoy continúa dotando al objeto-obra de esa aura sagrada, de una metáfora, en fin, de una naturaleza modificada.

 

Ilich Rodríguez Coronel

 

 

 

[1] Escar, Nella: Los Ye’kuana: Cesteros milenarios. Boletín antropológico # 46, mayo-agosto, 1999. Centro de Investigaciones Etnológicas-Museo Arqueológico-Universidad de Los Andes. Pág. 44

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